Natalia Andrés Torre

"Me interesó la nefrología trabajando en la consulta de atención primaria"

Madrileña de adopción desde hace 15 años, Natalia Andrés Torre aterrizó en la nefrología gracias a la medicina de familia, especialidad que eligió al comienzo de su carrera en medicina. Esta bilbaína no ha tenido el recorrido que la mayoría de los especialistas tienen en su trayectoria laboral. Ella pasó primero por una especialidad que le gustaba y que, gracias a su experiencia en el centro de salud, pudo encontrar la que es su gran pasión: la nefrología y a la que se dedica desde 2020.

“Hay que aprender a negociar con el paciente para que se haga responsable de su tratamiento”

De pequeña quería ser veterinaria. Sin embargo, cuando creció y empezó a plantearse seriamente hacer una carrera, pensó que la enfermería podía ser lo suyo. Fue gracias a la influencia de amiga lo que la llevó a dirigir sus miras hacia la medicina. “Ella me animó a estudiar esta carrera que yo no me había planteado porque en mi casa nadie había estudiado en la universidad antes y porque a mi madre le hubiera gustado ser enfermera, pero sus circunstancias no se lo permitieron”.

Comenzó a trabajar en Bilbao como médica de familia y, pocos meses después, se trasladó a Madrid porque en la capital era donde iba a trabajar el por aquel entonces su novio y hoy en día su marido. “Trabajando en la consulta de primaria vi que me gustaba todo lo relacionado con la hipertensión y factores de riesgo cardiovascular. Por otro lado, tenía mucho respeto por los pacientes en diálisis porque tenía dificultades para manejarlos. Eso fue lo que me hizo interesarme por la Nefrología”, explica desde la que es su casa laboral desde 2020: el Centro de Diálisis Madrid-San Luciano, donde trabaja junto con otros tres nefrólogos que atienen a 145 paciente en diferentes turnos de lunes a sábado.

 

Una especialidad muy completa

Por todo lo mencionado, en 2013 decidió presentarse de nuevo al MIR y fue entonces cuando empezó a formarse como nefróloga. “Terminé en 2020 porque en 2014 tuve mi segunda hija y pedí una excedencia ya que hacer la residencia con un recién nacido, otro hijo y sin ayuda de familiar (mi familia está en Bilbao y la de mi pareja, en Málaga), me resultaba demasiado complicado”.

Afirma sin ninguna duda que recomendaría la nefrología al 100% a cualquier estudiante de medicina que le gusten las especialidades médicas “porque es una especialidad muy completa, tiene parte de intervencionismo si te gusta”.

“A mí me gusta el paciente crónico como los que vemos en el centro de diálisis, donde puedes tener una idea más completa de lo que le ocurre y de sus circunstancias. Y, aunque a veces le atiendes de forma aguda por algún problema que pueda surgir, conoces su historia y evolución y eso ayuda a manejar mejor cualquier situación médica”.

Trabajar en un centro de diálisis es “una buena opción para conocer la diálisis de verdad. Porque en los hospitales la especialidad está más centrada en la enfermedad renal pre-diálisis y el trasplante, mientras que aquí profundizas mucho más en la diálisis”.

Si hay algo que le llama la atención de este trabajo es que los pacientes, que aparentemente están bastante bien, tienen una gran complejidad. “Son pacientes muy frágiles y necesitan muchos cuidados, además muchos tienen una gran problemática social y psicológica. Por eso contamos en nuestro centro con apoyo de un nutricionista, psicólogo y trabajador social”.

Precisamente esa fragilidad y necesidad de atención hace que con un trato amable y empático los pacientes se muestren super agradecidos. “Esa respuesta de agradecimiento que con frecuencia vemos en nuestro día a día nos ayuda mucho, a nosotros los médicos, y nos da impulso en nuestro trabajo”.

Ejercicio y estudios

Su tiempo libre lo dedica a sus hijos, a hacer salidas al campo y a recibir clases de pilates. “Me gustan los espectáculos, el teatro, el cine… Pero ahora con los niños voy menos y nos dedicamos más a hacer actividades con ellos. Tampoco viajamos mucho, porque como tenemos nuestras familias en los extremos del país, nuestros días libres los dedicamos a ellos”.

Pero, lo que más le gusta, reconoce, es estudiar y aprender. “Hago cursos relacionados con mi trabajo. Ahora estoy haciendo un máster de educación porque me interesa como madre. Aunque es útil también para aplicar a la relación con los pacientes porque aprender a escucharlos es importante para obtener mejores resultados. El médico siempre ha tenido una actitud paternalista, pero hay que cambiar ese rol. Hay que aprender a negociar con el paciente para que se haga responsable de su tratamiento”.