En los amaneceres de España, el sol otorga un color rojizo al cielo; durante el día, despliega un color amarillo brillante y, al atardecer, un balón de color rojo desaparece por el horizonte.
Pensar en España es pensar en el sol. Y quien piensa en el sol también se acuerda del mar y de la arena. España tiene estos tres elementos en abundancia. De norte a sur y de este a oeste, ningún lugar podría ofrecer tantos contrastes.
En el norte, encontrará el fascinante y escarpado litoral atlántico, con las bellas ciudades de Bilbao o San Sebastián. Por el oeste, ligeramente hacia el interior, encontrará el famoso centro de peregrinación de Santiago de Compostela, que marca el final de Camino de San Jaume. Por el sur, en cambio, descubrirá las apacibles playas de Andalucía. Esta zona encarna la idea de muchos de los pueblos de España, con su flamenco, sus pueblecitos de casitas blancas y el jerez.
¿O serán quizás las islas mediterráneas de Ibiza y Mallorca? ¿O La Mancha, en el centro del país, donde Don Quijote y Sancho Panza se enfrentaron a los molinos de viento?España es sumamente diversa y polifacética. En gran medida, se debe a su turbulenta historia. Se trata de un país que ha sido siempre una amalgama de numerosas culturas distintas. Durante siglos, España fue el punto de encuentro de Oriente y Occidente. Los romanos gobernaron esta región durante más de 700 años y, durante otros tantos, los moros, los invasores procedentes de Arabia y del norte de África, dictaron el destino de la Península Ibérica. Son muchos los impresionantes edificios que aún conservan las huellas de esta época.Entre los más conocidos figura la Alhambra, un palacio y una fortificación moriscos de fama mundial que se construyó en Granada, al sur de España, a mediados del siglo XIV. La conocida Mezquita de Córdoba también consigue deleitar a los visitantes gracias a su juego de luces y sombras y a sus innumerables columnas.