Ocho de Marzo, día de la mujer y del riñón. Extraña cohabitación… Claro que en mi caso, es muy evidente. Se me festeja por ser mujer y al mismo tiempo a ese órgano que se ha convertido en mi “gigoló” porque no pega ni golpe. Una de mis queridas enfermeras me invitó a adherirme a la “Brigada de Prevención renal “. Nuestro cometido: informar a los alumnos de un colegio de futuros deportistas de elite, en Castellón. La brigada se componía de Ana, la enfermera decana de mi centro, Vicente el genial manager y de mi menda. Ana Explicaría lo concerniente al riñón, Vicente se haría cargo de la logística (Un cartón de camisetas y unos fascículos) y de la técnica, proyector y algún comentario esclarecedor. Lo mío como ser paciente con insuficiencia renal… y no morir en el intento. La encantadora Ana actuó de “coche escoba” y nos recogió a ambos. Ir en ese coche y con esa compañía fue un lujo asiático. El coche suave y silencioso, los ocupantes parlanchines, cosa que nos valió algún que otro despiste, pero teníamos a la súper conductora y llegamos al colegió o´clock.
El lugar espectacular…. En una colina dominando la ciudad y rodeado de pinos, el colegio. El interior algo Kitch, pero muy luminoso y con grandes vitrinas llenas de trofeos… brillantes muy brillantes más que los míos que ennegrecen. Adopto la teoría de Vicente, los míos eran de mejor calidad. Tres pisos y entramos en el aula que nos han destinado. El aforo es de cuarenta alumnos... El tiempo de distribuir las camisetas y lo folletos nos invaden chicos y chicas. Las camisetas de talla única empiezan a vestir a los deportistas y la sala se tiñe de blanco. Nuestra Ana, muy elegante les hace una exposición magistral. Vicente, nuestro niño bonito, inserta sus proyecciones aclarando conceptos y una servidora cierra el tema hablando de los tiempos de Mari Castaña. Finaliza la intervención “Brigadista” con aplausos de la asamblea. Reponemos camisetas y folletos esta vez nos arrolle el segundo turno de adolescentes. Los más jóvenes en las primeras filas y los “mutantes” en las últimas, dispuestos al cachondeo. Un profesor XXL destinado a calmar los ánimos sesteaba. Idéntico escenario que el precedente pero una parte de la asistencia pasaba del riñón y de la madre que lo parió. El lado más positivo, conocí al hijo de Ana y le susurré al oído Tienes una mami que es una pasada…. Los hermosos ojos y el resto de la cara se volvieron sonrisa.
Este día fue para mí un regalo del cielo: me sentí mucho más cercana de Ana y Vicente, conocí detalles de sus vidas y no me cansé de abrazarles para que el cariño que les profeso se quedara con ellos y no se me escapara por los brazos.