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Un día algo más que pedagógico

Así nos relata su experiencia con la Brigada Prevención, nuestra paciente del centro de diálisis de Sagunto, Victoria Fenollosa Gómez

Ocho de Marzo, día de la mujer y del riñón. Extraña cohabitación… Claro que en mi caso, es muy evidente. Se me festeja por ser mujer y al mismo tiempo a ese órgano que se ha convertido en mi  “gigoló” porque no pega ni golpe. Una de mis queridas enfermeras me invitó a adherirme a la “Brigada de Prevención renal “. Nuestro cometido: informar a los alumnos de un colegio de futuros deportistas de elite, en Castellón. La brigada se componía de Ana, la enfermera decana de mi centro, Vicente el genial manager y de mi menda. Ana Explicaría lo concerniente al riñón, Vicente se haría cargo de la logística (Un cartón de camisetas y unos fascículos) y de la técnica, proyector y algún comentario esclarecedor. Lo mío como ser paciente con insuficiencia renal… y no morir en el intento. La encantadora Ana actuó de “coche escoba” y nos recogió a ambos. Ir en ese coche y con esa compañía fue un lujo asiático. El coche suave y silencioso, los ocupantes parlanchines, cosa que nos valió algún que otro despiste, pero teníamos a la súper conductora y llegamos al colegió o´clock.

El lugar espectacular…. En una colina dominando la ciudad y rodeado de pinos, el colegio.  El interior algo Kitch, pero muy luminoso y con grandes vitrinas llenas de trofeos… brillantes muy brillantes más que los míos que ennegrecen. Adopto la teoría de Vicente, los míos eran de mejor calidad. Tres pisos y entramos en el aula que nos han destinado. El aforo es de cuarenta alumnos... El tiempo de distribuir las camisetas y lo folletos nos invaden chicos y chicas. Las camisetas de talla única empiezan a vestir a los deportistas y la sala se tiñe de blanco. Nuestra Ana, muy elegante les hace una exposición magistral. Vicente, nuestro niño bonito, inserta sus proyecciones aclarando conceptos y una servidora cierra el tema hablando de los tiempos de Mari Castaña. Finaliza la intervención “Brigadista” con aplausos de la asamblea. Reponemos camisetas  y folletos esta vez nos arrolle el segundo turno de adolescentes. Los más jóvenes en las primeras filas y los “mutantes” en las últimas, dispuestos al cachondeo. Un profesor XXL destinado a calmar los ánimos sesteaba. Idéntico escenario que el precedente pero una parte de la asistencia pasaba del riñón y de la madre que lo parió. El lado más positivo, conocí al hijo de Ana y le susurré al oído Tienes una mami que es una pasada…. Los hermosos ojos y el resto de la cara se volvieron sonrisa.

Este día fue para mí un regalo del cielo: me sentí mucho más cercana de Ana y Vicente, conocí detalles de sus vidas y no me cansé de abrazarles para que el cariño que les profeso se quedara con ellos y no se me escapara por los brazos.