Ángel Fernández

“Los primeros años como enfermero fueron duros”
El responsable operacional del Centro de Diálisis Terrassa (Barcelona) nos cuenta cómo trabajar en diálisis le devolvió la ilusión en su profesión

Ángel Fernández Casco es todo un experto en diálisis, área a la que se ha dedicado desde 2018, cuando decidió dar un giro a su vida profesional. Desde su nuevo centro desde que hace poco más tres meses le nombraran responsable operacional explica lo que tiene todavía por aprender y aportar en su nuevo puesto de trabajo.  

Retomar la ilusión por el trabajo

Desde que hace ocho años diera un giro a su profesión, no se ha arrepentido en ningún momento, todo lo contrario, la diálisis le ha vuelto a “enganchar” a la enfermería y no duda en recomendar este trabajo a cualquier estudiante que esté pensando en dónde le gustaría trabajar. 

“A veces se piensa que trabajar en diálisis es monótono, pero eso es fruto del desconocimiento. Nunca me he aburrido trabajando como enfermero de diálisis. En este trabajo, la figura del enfermero está muy valorada. Además, nunca vas a entrar en una sala de diálisis sin formación previa. Eso no ocurre en otros lugares”, explica este enfermero de 33 años quien se decidió a trabajar en Fresenius Medical Care hace algo más de seis años. 

Su vida laboral comenzó cuatro años antes, en Madrid, ciudad a la que se trasladó al conseguir un contrato de larga duración. “Yo había vuelto a mi hogar familiar, en Villanueva de la Serena, tras haber estudiado en Plasencia. Desde que terminé mis estudios, había tenido contratos temporales cortos, ya que en esa época había dificultad para encontrar un trabajo estable en la profesión. Cuando estaba a punto de irme a Reino Unido, me llamaron para trabajar en una residencia de ancianos en Madrid. Hice la entrevista y a los dos días ya estaba trabajando”. 

De aquella etapa laboral, recuerda el esfuerzo y la ilusión por hacer las cosas bien, por la tan ansiada independencia económica y su entrada en el mundo laboral: “Yo provengo de una familia monoparental y no quería seguir siendo una carga para mi madre. Los estudios en Plasencia los pude costear con becas, pero al terminarlos, necesitaba trabajar. Por eso, estuve buscando trabajo sin parar hasta que me salió el de Madrid”. 

Durante varios años, trabajó en residencias de ancianos, se formó en enfermería geriátrica, hizo sus pinitos en la gestión y coordinación de equipos y estuvo dando seminarios en la Escuela de Enfermería de la Universidad Complutense.  Su vida personal también fue creciendo: de una habitación donde empezó a vivir los primeros meses pasó a alquilar un piso.

“Fueron años duros porque debido a la organización o por la falta de recursos en los centros, no estaba a gusto trabajando y pasé de una residencia a otra, sin que con eso mejorase mi percepción. Además, el sueldo era muy bajo. Así que decidí regresar a Extremadura”, señala. 

Poco tiempo después, animado por su pareja de entonces, se trasladó a Cataluña, donde tras trabajar en un par de residencias más y plantearse si lo suyo era la enfermería, decidió dar el salto a la que es su especialidad actual: enfermería de diálisis. 

“Al principio, empecé a trabajar a tiempo parcial en el Centro de Diálisis de Hospitalet, que simultaneaba con otros trabajos”. De allí, pasó al Centro de Diálisis de Sant Boi, donde aterrizó al poco tiempo de su apertura. “Creo que ha sido la etapa laboral más bonita, en la que crecí mucho como enfermero. Tuve la gran suerte de caer en un turno con un gran formador, Alex Castillo, un compañero que trabaja de maravilla y al que llamo ‘mi papi de diálisis’. De él adopté muchas prácticas y conocimientos, que luego he trasladado a otras personas cuando he sido formador.”, afirma. 

Responsable del equipo de enfermería

Su interés en seguir aprendiendo y desarrollándose en la profesión le hizo presentarse como candidato a la plaza de supervisor del Centro de Diálisis de Terrassa cuando este puesto quedó vacante. “Me llamaba mucho la atención todo lo relacionado con la gestión. Me vi con fuerza y me dije: “por qué no”. Y aquí estoy”. 

En estos tres meses, se ha tenido que adaptar a un nuevo equipo, otras dinámicas de trabajo y múltiples responsabilidades. “Para mí es un reto, porque es un cambio importante y, además de realizar nuevas tareas, tengo que estar pendiente de un equipo de compañeros que han tenido una carga importante de trabajo debido a la pandemia Covid y ‘el postcovid’. Estos meses se me han pasado volando. Estoy afrontando todo con mucha ilusión”.

El Centro de Diálisis de Terrassa atiende a unos 140 pacientes de lunes a sábado en turnos de mañana y tarde. La organización, así como la tecnología, es una de las claves para que la atención de calidad se garantice. 

Para Ángel, la tecnología es una aliada en su día a día: “la aplico mucho al trabajo. Precisamente, es uno de los cambios que he instaurado en el centro, quiero que el equipo de enfermería utilice la tecnología para diferentes procesos: solicitud de libranzas, formaciones, etc.”. Él también ha empezado a emplear herramientas que, anteriormente, no había utilizado como Excel o Teams. “Son herramientas muy buenas, y permiten trabajar en equipo. Ahora también utilizo mucho la nube, para la organización de empleados y pacientes”. 

En el futuro, se ve en este centro, quizás haciendo un máster de gestión y más estabilizado. A nivel personal, tiene también otro gran plan: “el 7 de septiembre me caso”. 

Mientras organiza todos los preparativos de la boda, trata de educar a una reciente adquisición: “mi pareja tenía muchas ganas de tener un perro, así que adopté uno. Es un cachorro y estamos en el proceso de entrenamiento. Reconozco que esto, junto con la boda y el nuevo trabajo, está siendo complicado”. 

Gala (así se llama su perro) ha pasado a formar parte del resto de la familia: los gatos Kiara y Ron. “Kiara me ha acompañado a todos los lugares donde he vivido: Madrid, Villanueva y Barcelona”. 

A donde no irá Kiara será a Bali, el destino elegido para su viaje de boda. “Nos gusta mucho viajar por nuestra cuenta, con una mochila a cuestas, conocer otras culturas, adentrarnos en las costumbres. Y para todo eso, Asia es el destino idóneo. En 2019, estuvimos en Filipinas y el año pasado, en Malasia. En septiembre, el estilo de viaje será parecido, pero con hoteles un poco mejores, para celebrar nuestra boda”.    

Para más adelante queda relegada otro gran plan: la música. “Estudié piano en el conservatorio y aprendí guitarra de forma autodidacta. Me gusta cantar y hasta he llegado a hacer una audición de Operación Triunfo. La música forma parte de mi vida. No sé de qué manera formará parte de mi vida, pero seguro que lo hará”.