Dr. Michael Kokinov

El Dr. Michael Kokinov, hablando por teléfono

La República de Mordovia, un pequeño Estado de la Federación Rusa, se encuentra en el corazón de la vasta mitad europea de Rusia.En la capital de Saransk, el Centro de diálisis Saransk de NephroCare se inauguró en noviembre de 2009. Es aquí donde el Dr. MichaelKokinov y sus colegas ofrecen atención de máxima calidad a 140 pacientes con insuficiencia renal crónica.

Un camino profesional natural

Hay quien dice que la medicina la lleva escrita en los genes. El Dr. Kokinov siempre supo que quería seguir los pasos de sus abuelos — a quienes profesa un profundo respeto — y estudiar medicina. Ellos le inspiraron la passion por atender y ayudar a personas que se en­ cuentran en situación crítica. «Tras terminar la secundaria, no tenía dudas sobre la carrera que iba a elegir», afirma Kokinov. Primero es­ tudió para ser especialista en cuidados inten­ sivos y anestesiología, dado que eran ámbitos que le permitían satisfacer su deseo de espe­ cializarse en algo para lo que se precisaban tanto unos excelentes conocimientos como habilidades  prácticas. Posteriormente, en cambio, Kokinov volvió a las clases en la Uni­ versidad de San Petersburgo para seguir su verdadera pasión: la nefrología.

Desde el principio

En el momento de la apertura en 2009, el equipo médico del Centro de diálisis de Sa­ ransk, ubicado a unos 630 kilómetros al este de Moscú, trataba únicamente a 50 pacientes con insuficiencia renal crónica. Desde enton­ ces, el centro ha logrado casi triplicarse y en la actualidad  atiende a 140 pacientes. Tanto los pacientes como el centro se benefician de un equipo sólido que ama su trabajo. Kokinov se siente «tremendamente orgulloso» de la forma en que los empleados del centro han crecido juntos hasta conformar un equipo co­ hesionado. Cuatro médicos, quince enfermeros, once auxiliares, una supervisora de enfermería clínica, una secretaria, un ingeniero y un técnico consiguen que el Centro de diálisis Saransk de NephroCare funcione a la perfección día tras día.

Madrugador

Como dice el refrán, «a quien madruga, Dios le ayuda». El Dr. Kokinov lleva años siguiendo este refrán. Normalmente, este médico de 42 años se levanta antes de que pongan las ca­ lles, a las 5 de la mañana, y se hace unos largos en la piscina local antes de irse a tra­ bajar. «Nadar me llena de energía y me ayuda a mantenerme despierto todo el día», afirma Kokinov. Después de llegar al centro, habla sobre los temas del día con los demás médi­ cos y con el personal técnico. De esta forma se asegura de que los pacientes reciban la mejor atención posible.

Es entonces cuando Kokinov empieza su tarea favorita del día: hacer rondas para ver a los pacientes. Este nefrólogo no tiene reparos en admitir que el bienestar y la atención que reciben es su máxima prioridad. Solo des­ pués de comprobar el estado de los pacien­ tes, el Dr. Kokinov encuentra tiempo para de­ dicárselo a otras obligaciones, que van desde controlar las recetas y comprobar la corres­ pondencia, hasta reunirse con los responsa­ bles de los servicios regionales de salud pública.

La atención de calidad es fundamental

«Las normas y estándares de calidad que hemos puesto en marcha en nuestra empresa son muy estrictas», afirma Kokinov. «Únicamente mediante ellas podemos ofrecerles a nuestros pacientes un tratamiento integral.» Él y su equipo saben que un tratamiento satisfactorio requiere una magnífica coordinación entre los médicos y el personal de enfermería. Por ello, el personal participa habitualmente en sesiones formativas, en clases teóricas y prácticas y en cursos corporativos a través de Internet. Según él, hablar cara a cara con los pacientes, conocer qué les interesa y les preocupa, crear un ambiente emocional favorable y ofrecerles apoyo psicológico también desempeñan papeles fundamentales a la hora de ofrecer una atención de calidad a los numerosos pacientes del centro. ¡Este método parece ser un éxito!

“Empoderar” a los pacientes

Cuidar debidamente a los 140 pacientes del Centro de diálisis Saransk es solo una parte del tratamiento satisfactorio, incide Kokinov. La educación de los pacientes sobre cómo vivir — y disfrutar de la vida — con insuficiencia renal crónica es otra parte fundamental. «Los pacientes que vienen a recibir tratamiento tienen distintos niveles de conocimientos médicos. A menudo no saben nada de medicina», afirma. Muchos se muestran confusos cuan­ do llegan al centro de diálisis por primera vez y su función consiste en actuar como misionero.

Kokinov cree que, para aprender, hace falta una metodología práctica. Por ello, les mues­ tra a los pacientes cuál es la forma correcta de hacer las cosas, les ofrece los conocimientos necesarios con respecto a la elección del tratamiento, les explica cómo deben seguir el tratamiento, les da recomendaciones en ma­ teria de alimentación e higiene y les muestra oportunidades  para viajar y formas de mantenerse activos. «Con estos conocimientos, los pacientes ya no se sienten indefensos.» Se convierten en una especie de aliados del médico y de los enfermeros a la hora de cuidar de su propia salud, una tarea que requiere constancia», señala Kokinov.

Parte del programa del centro para educar y empoderar a los pacientes consiste en invitar­ los a seminarios habituales en los que se abor­ dan distintas temáticas relacionadas con la diálisis. Los pacientes de diálisis de Mordovia tienen mucha suerte. Han fundado un grupo de apoyo regional para promover sus intereses y recientemente han organizado un encuentro con el Ministro de Salud en el centro. «Nuestros pacientes tuvieron la oportunidad de informar personalmente al ministro y sus ayudantes sobre sus problemas y recibir res­ puesta a sus preguntas», explica Kokinov. Este encuentro fue todo un éxito: se tomaron decisiones inmediatas in situ, incluidas las relativas a la provisión de medicamentos de uso preferente. «Creo que esta experiencia puede utilizarse en otras regiones.»

Encontrar tiempo para relajarse

Recientemente, unos amigos del Dr. Kokinov abrieron un rock café — una especie de cafe­ tería con actuaciones musicales — a las afueras de Saransk. Kokinov se ha convertido en un asiduo del lugar los viernes por la noche, cuando se celebran actuaciones musicales de blues y rock. Es uno de los momentos de su apretada semana en los que puede salir a divertirse. También aficionado desde hace mucho tiempo al FC Mordovia, a él y su a hijo, Yura, les encanta ir al estadio a apoyar al equipo cuando juega en casa. «¡Todo el mun­ do debería venir a Saransk a la Copa del Mundo de la FIFA de 2018!. Nuestra ciudad es preciosa.» Cuando encuentra tiempo, a este nefrólogo también le gusta salir a pescar.

«Pero solo pesco en verano con caña.» Para él, pescar es una cuestión de procesos, no de resultados. «Da igual si traigo pescado a casa o no. Lo que cuenta es la energía que me da el día de pesca», matiza. Palabras de un hom­ bre sabio con un gran corazón bondadoso.