Dos mujeres y un destino: madre e hija estrechan lazos a través de la diálisis

Mother and daughter in dialysis centre
Todos nos enfrentamos a desafíos en nuestras vidas

Debemos encontrar nuevos modos de enfrentarnos a ellos y de superar los obstáculos que se interponen en nuestro camino una y otra vez. A continuación, compartimos una motivadora historia sobre cómo una madre y una hija lograron superar sus retos personales para seguir disfrutando de la vida.

 

Hatice Akel y Tülay İğci, madre e hija, comparten algo más que sus genes y su aspecto similar: tres veces por semana van juntas al centro de NephroCare en Konya, Turquía, para someterse a diálisis.

Tülay İğci se acostumbró a los pasillos de los hospitales cuando aún era una niña. Su madre, por otra parte, descubrió que tenía insuficiencia renal cuando quiso donar uno de sus riñones a su hija. Conozcamos esta historia única en sus propias palabras.

Recepción del diagnóstico

Hatice Akel: Nací en 1952 y era la hija menor de una familia de agricultores. Me crié como hija única porque mis hermanos mayores se fueron pronto de casa para seguir con sus vidas. En cuanto a mí, me casé muy joven y, al poco tiempo, tuve dos niñas, una de ellas se llama Tülay. Después también tuve un hijo.

Antes de casarme, a veces se me hinchaban los pies, pero nunca me dolieron. El caso de Tülay las cosas fueron distintas. Tenía 10 o 12 años cuando le salió un sarpullido con picazón, algo que la gente de por aquí llama «excreción bulgur». La llevamos al médico muchas veces, pero nadie pudo identificar la causa.

Tülay İğci:  Al poco tiempo de acabar la escuela primaria comencé a tener náuseas y a sufrir hinchazón y problemas de peso. El médico no lograba establecer un diagnóstico, por lo que mi familia me llevó a la Facultad de Medicina Çapa de la Universidad de Estambul. Allí me dijeron que tenía problemas renales.

Hatice Akel:  El médico de Tülay en Estambul nos dijo que mi hija necesitaba un trasplante de riñón, por lo que me ofrecí de inmediato a donarle uno de los míos. Como parte de los estudios para donantes, el médico me realizó algunas pruebas. Fue así como descubrí que yo también tenía problemas de riñón. Más tarde supe que la insuficiencia renal es genética y e que se la transmití a Tülay, pero no a mis otros hijos. Al tratarse de una urgencia comencé la diálisis el mismo día de mi diagnóstico, en 2003, y llevo en tratamiento desde entonces.

Tülay İğci:  Fue un momento difícil para todos. Nos mudamos a Ankara para que el médico pudiera controlarme más de cerca. Fue muy difícil estar lejos de casa y de la familia; además, atravesamos dificultades económicas. Mi madre se sintió muy aliviada cuando mi padre encontró un nuevo empleo como lavaplatos en un restaurante y consiguió cobertura médica para toda la familia.

«Mi vida sigue gracias a la diálisis. Estamos muy contentas de recibir tratamiento para nuestra afección. Me animo recordándome que cada día es mejor que el anterior, algo que creo sinceramente» - Hatice Akel

De la resistencia a la aceptación

Hatice Akel: Como madre de Tülay, al principio me costó mucho aceptar la enfermedad de mi hija, sobre todo después de que sufriera un infarto debido a su elevada presión arterial. Casi al mismo tiempo, nuestra familia sufrió otros reveses. Mi marido tuvo un accidente de tráfico y quedó incapacitado, por lo que no solo tuve que cuidar de él y de mi hija, también trabajaba en una empresa de limpieza para mantener a la familia y por supuesto tenía que pensar en mi salud.

Tülay İğci: Cuando miro atrás me doy cuenta de que superamos esa época tan difícil manteniéndonos unidos. Sin embargo, mi madre no puede estar en la misma planta de la clínica que yo durante la diálisis ni siquiera a día de hoy. Se preocupa constantemente por si algo sale mal cuando me atienden los enfermeros, por lo que recibimos el tratamiento en plantas distintas, una sugerencia del enfermero jefe de la clínica. Puede que a los demás les resulte raro, pero a nosotras esta solución nos funciona.

Compartir algo más que los genes

Hatice Akel:  La insuficiencia renal nos ha enseñado a Tülay y a mí que la vida está llena de momentos de felicidad y momentos de lucha. Cuando nos enfrentamos a estos últimos, como el diagnóstico de una enfermedad, no debemos caer en la desesperación y rendirnos. Es muy importante rodearse de gente que nos apoye cuando las cosas se ponen difíciles. Me siento muy feliz por tener a Tülay y al resto de la familia conmigo.

Tülay İğci:  Compartir un destino similar nos ha unido aún más. Mi madre y yo somos más que madre e hija: somos como amigas o hermanas que se ayudan la una a la otra tanto como pueden.

Actitud positiva hacia el futuro

Hatice Akel: Me alegra decir que ahora las cosas van mucho mejor. Es cierto que la vida no siempre es fácil, pero tratamos de sacar lo mejor de nuestra situación y centrarnos en los aspectos positivos. Esta experiencia ha permitido a nuestra familia estrechar su relación.

Tülay İğci: Contraje matrimonio con mi maravilloso marido en 2001. Él me apoya en mi decisión de recibir un trasplante de riñón y me ha ayudado a solicitarlo en el hospital de Ankara. Desde que tengo memoria, mi madre y mi marido me han motivado para seguir adelante y disfrutar de la vida, incluso después de todo lo que hemos pasado. Tras muchos años viviendo en otras ciudades, nos agrada haber vuelto a nuestro pueblo cerca de Konya. Es maravilloso que haya una clínica de NephroCare aquí. Sus servicios son perfectos y el personal se preocupa por nosotros como personas, no sólo como pacientes. Tanto mi madre como yo queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al equipo.