En general, el estreñimiento se debe a un cambio en los hábitos intestinales, pero se manifiesta de formas diferentes. Los pacientes suelen describir el estreñimiento como la poca frecuencia en la deposición de heces; más específicamente, menos de tres veces por semana. Es más, las heces pueden ser demasiado duras, demasiado pequeñas o demasiado difíciles de expulsar. Los pacientes también pueden sentir que no tienen vacíos los intestinos o tener que hacer fuerza en muchas ocasiones.
El estreñimiento es un problema muy extendido al que pueden contribuir muchos factores. En la mayoría de pacientes, no puede identificarse una única causa. Sin embargo, tener una enfermedad renal crónica o estar en diálisis aumenta la probabilidad de que un paciente padezca estreñimiento. Debido a la pérdida de función renal y a otros factores, como la falta de ejercicio, un mal equilibrio de fluidos y una ingesta reducida de fibras,1 el tracto gastrointestinal se ve afectado negativamente. Entre las consecuencias, el síntoma más frecuente es el estreñimiento. Los medicamentos recetados para las enfermedades renales, como medicación con hierro (principalmente en pastillas), aglutinantes de fósforo o resinas aglutinantes de potasio, también pueden provocar problemas digestivos.1