José Vargas: Una vida llena de aficiones

“La diálisis no limita mi vida"

Cuando a sus 74 años le dijeron que tenía que empezar un tratamiento de diálisis, José ya conocía esta terapia. Su hermano llevaba unos años recibiendo este mismo tratamiento, por lo que sabía en qué consistía y lo que implicaba. “Me lo tomé como una oportunidad para seguir viviendo”, señala. Y así fue. A sus 82 años, sigue disfrutando como “cualquier otra persona” de todo lo que la vida le ofrece, que no es poco: hacer la compra, cuidar de sus nietos, pilotar aviones y barcos, hacer planes de vuelo...

"Volar ha sido mi gran afición"

José Vargas vive en Madrid, pero pasa varios meses al año en Mallorca, donde tiene una vivienda. Así lo lleva haciendo desde que se jubiló y así lo siguió realizando después de que su nefrólogo le comunicara que debía de empezar con diálisis para suplir la función de sus riñones poliquísticos que ya no daban más de sí.

“La diálisis no me complica la vida. Tengo la cabeza muy bien. Estoy vivo gracias a la máquina y eso es algo que valoro”, apunta.

Es a través de ALCER como gestiona la realización de su diálisis en Mallorca durante cinco meses al año, el resto del tiempo se dializa en Madrid. “Por mi hermano, ya sabía que esto se podía hacer, así que cuando empecé con la diálisis, enseguida pude gestionar que durante el tiempo que pasaba en la isla pudiera tratarme allí. También aprovecho para navegar con mi barco. La diálisis no me limita”.

De límites entiende poco José, porque a sus 82 años reconoce que todavía sigue volando, una afición que le viene de la infancia, cuando simulaba pilotar aviones sentado en los bancos de la plaza del pueblo, y que después derivó en su profesión. “Cuando terminé el bachiller, con 17 años, mi padre -comandante de la guardia civil- se quedó con una paga muy pequeña. Tenía que ayudar en casa, así que me metí en la aviación, donde llevaba las comunicaciones de los aviones”.

"Sigo planificando vuelos desde casa con un simulador"

Durante los primeros años de su carrera, se pasaba meses fuera de casa: “Estaba destinado en Las Palmas de Gran Canaria, en la séptima cuadrilla, pero tenía que pasar dos meses fuera, cerca de Argelia, desde donde volábamos a lugares estratégicos”.  

Fue en Sidi Ifni, ciudad marroquí, donde conoció a su mujer Maribel, ella con 16 años y él con 22. “Nos casamos al poco tiempo. De eso hace ya 58 años. Hemos tenido cuatro hijos y tengo 11 nietos. No ha ido mal”.

Precisamente por los hijos, porque cuando regresaba a casa tras pasar dos meses fuera no le conocían, decidió presentarse a una plaza de controlador aéreo en Madrid. Plaza que le dieron y que le permitió estabilizarse en la capital.

Ahora, ya jubilado, sigue haciendo planificación de vuelos con “mi simulador que tengo en el ordenador de casa”.

"Es importante vivir feliz con lo que tienes"

Los vuelos no son su única afición o entretenmiento. También se dedica a otras actividades: “hago la compra, porque mi mujer tiene pavor a conducir, ayudo a mis hijos a cuidar de mis nietos cuando ellos están ocupados por el trabajo y, de vez en cuando, me meto en la cocina. Soy un cocinillas”.

Su plato estrella es el tallín, que aprendió a hacer en su juventud en Sidi Ifni. “Todos los 25 de diciembre me tiro 7 horas en la cocina, porque preparo un tallín para 15 personas”.

Reconoce que ha tenido una buena vida. “He sido muy feliz. Solo he tenido un momento malo, cuando hace 8 años mi hija mayor falleció a los 48 años de un aneurisma. Pero todo lo demás ha ido muy bien. He tenido la suerte de trabajar en aquello que me gustaba”, explica sin darle importancia al cáncer de médula que tiene y para el que ha recibido tratamiento de quimioterapia hasta hace poco, o el de piel, o la operación de arterias coronarias por la que tuvo que pasar. “A pesar de todo esto o de la diálisis, tengo calidad de vida. Me cuido, soy muy metódico con la dieta, algo necesario para mi llevar mejor la diálisis”.

Cuando se le pregunta por una recomendación para las personas que acaban de ser diagnosticadas de enfermedad renal crónica o que tienen que empezar a dializarse, recuerda una frase que le dijo un médico: “José disfruta de lo que tienes”. E insiste en que "es importante que las personas que reciban este diagnóstico asimilen lo que les pasa, y que vivan felices con lo que tienen. Yo lo he llevado a rajatabla, y no me va mal. Sé que no voy a estar aquí toda la vida, tengo una edad, pero quiero disfrutarla mientras pueda. Quiero compartir con mis nietos el tiempo que tenga y disfrutar con ellos, con mi mujer y con mis hijos”.